Afirma el filósofo que la sociedad moderna vive de espaldas a la muerte y que éste es uno de los motivos de nuestra desorientación rampante, a la que también contribuyen, dice, la televisión omnipresente, los medios de comunicación sobresaturados y el fútbol televisado, que es todo lo mismo. “Se procura evitar el pensar en la muerte, que es una cosa evidentemente muy inquietante, dolorosa, tanto la ajena como la propia en la medida en que uno la anticipa, pero tiene un puesto muy importante en la vida: es un error no contar con ella. Y la vejez tiene una función muy positiva, que es la recapitulación, el tomar posesión de lo que uno ha sido. La muerte es parte natural de la vida, y permite una articulación. Cuando uno rehuye la muerte, vive menos”. Es función fundamental de la filosofía saber reconciliarnos con ella: “Tomar posesión de la vida íntegra, porque qué pasa después de la muerte. Hay gente que dice que después de la vida no pasa nada, pero eso es casi siempre insincero. Es di
¿Cómo funciona el mundo? ¿Qué debo hacer yo? Caminos de ida y vuelta.