La crisis de deuda que vivimos en la Unión Europea ha demostrado el reverso tenebroso del Euro. Una moneda única fuerte, que permitió a toda Europa acceder a un crédito barato que nos reportó inflación, perdida de competitividad y una grán pila de deuda...ahora que hay que hacer frente a su digestión, el Euro corre el riesgo de verse más un problema que parte de la solución...de ahí la necesidad de avanzar en una auténtica unión económica y fiscal, con mecanismos de transferencias y ayudas para permitir a los endeudados salir adelante.
Desde la UE se ha destacado el valor del euro como símbolo de unión. Me parece un error, porque el componente simbólico del euro es irrelevante comprado con la cantidad de consecuencias económicas y políticas que implica.
El Euro es un instrumento de unión, un paso en el camino de integración europea, que como pensó Jean Monnet tendría efectos que rebosan hasta donde nuestra imaginación podría haber planeado.
El preámbulo del Tratado de la UE contiene la esencia de este proyecto político: “an ever closer unión among the peoples of europe”. El euro ha logrado eso más allá de nuestra imaginación y ahora muchos parecen no querer ver o hacerse cargo de las consecuencias que se derivan de esta mayor integración. Comparado a un matrimonio, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte nos separe, se puede hablar de divorcio y saber en el fondo que eso sería una tragedia y que además no es ni siquiera lo que queremos de corazón.
Si el sueño europeo sigue vivo, esta crisis nos llevará a un nivel de integración política superior al que cualquier Constitución europea pueda alumbrar, aunque pueda demorarse porque para los gobiernos de los estados miembro... la soberanía... sea lo último que se pierde!
Desde la UE se ha destacado el valor del euro como símbolo de unión. Me parece un error, porque el componente simbólico del euro es irrelevante comprado con la cantidad de consecuencias económicas y políticas que implica.
El Euro es un instrumento de unión, un paso en el camino de integración europea, que como pensó Jean Monnet tendría efectos que rebosan hasta donde nuestra imaginación podría haber planeado.
El preámbulo del Tratado de la UE contiene la esencia de este proyecto político: “an ever closer unión among the peoples of europe”. El euro ha logrado eso más allá de nuestra imaginación y ahora muchos parecen no querer ver o hacerse cargo de las consecuencias que se derivan de esta mayor integración. Comparado a un matrimonio, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte nos separe, se puede hablar de divorcio y saber en el fondo que eso sería una tragedia y que además no es ni siquiera lo que queremos de corazón.
Si el sueño europeo sigue vivo, esta crisis nos llevará a un nivel de integración política superior al que cualquier Constitución europea pueda alumbrar, aunque pueda demorarse porque para los gobiernos de los estados miembro... la soberanía... sea lo último que se pierde!
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