Hace años The Economist certificó el final del petróleo barato, y Rodrigo Rato desde el FMI se puntó a la advertencia de que debíamos acostumbrarnos a un crudo por encima de los USD 100/barril y finalmente en febrero de 2008 vimos como el precio del barril de crudo superaba esta barrera y alcanzaba cotas históricas de USD 143/barril. Entonces las explicaciones eran más que convincentes: el consumo de las potencias emergentes, China e India fundamentalmente, habían puesto la presión sobre la oferta, encareciendose los costes de suministro por lo que el precio parecía crecer sin techo. Pero 2008 acabó revelandonos el techo, y poco después el suelo, del precio del petróleo.
El techo para el precio de una materia prima es aquel en el que el consumo se hunde y prescinde, ya sea mediante un sustituto o sencillamente ahorrando, de este bien. Es lo que se denomina calentamiento excesivo de la economía, un precio del petróleo tan alto, que se dispara la inflación, la inflación dispara los tipos de interés, y los tipos de interés la morosidad y las quiebras. En la peor recesión desde el final de la II Guerra Mundial, la economía mundial se congeló, todo aquello de lo que empresas e individuos pudieron prescindir se ahorró. La demanda mundial de petróleo se contrajo en un -0.3% en 2008 y un -1.36% en 2009. Las caidas de consumo en la OCDE fueron aun más drásticas. El precio del barril tocó los USD 34/barril y comenzó a subir de nuevo hasta estabilizarse entorno a los USD 80/barril. Lo que puede producir cierta perplejidad es que el petróleo no ha parado de subir en el contexto más adverso posible, caida de la demanda, sobreproducción, desempleo y deflación. ¿Cómo ha sido esto posible? La explicación es que el precio del petróleo ha demostrado responder más a las previsiones del largo plazo que a las de corto y, tan pronto los planes públicos de estímulo económico estabilizaron la economía, las viejas previsiones sobre el largo plazo volvieron a hacerse valer presionando al alza el precio del petróleo.
El precio del petróleo previsiblemente seguirá creciendo porque:
Los usos del petróleo son tán esenciales al crecimiento económico que el impulso de éste requerirá de aquel. Además la sustitución del petróleo acaba tímidamente de empezar, y aun a niveles históricamente caros, el petróleo sigue siendo una fuente de energía muy competitiva.
La demanda potencial, incluyendo China e India, excede la oferta convencional de las últimas décadas requiriendo la explotación de más campos, más caros y más inversiones.
El control de la oferta por el cartel de la OPEP aunque no sea tan ferreo, desde que se descubriera petroleo en otras regiones como Alaska, Canada, o el Golfo de México, sigue siendo muy relevante, dado que representa dos tercios de las reservas probadas de crudo. Su compromiso es mantener los precios altos, sin llegar a causar una recesión, pero de acuerdo a un plan que contenga la oferta y logre alargar en el tiempo esta extraordinaria fuente de ingresos.
La Agencia Internacional de la Energía estima que en 2030 se conumirá 16.789 millones de tep, un 38% más que en 2007 pero la proporción entre las fuentes energéticas de nuestro planeta será practicamente igual para entonces: 30% del petróleo, 21% Gas Natural, 29% carbón, 10% biomasa, 2% renovables, 6% Nuclear y 2% hidroeléctrica. De forma que podemos concluir que la Agencia Internacional de la Energía, organismo internacional formado por 28 países miembros de la OCDE para el estudio y asesoramiento en materia de energía, no conoce actualmente ninguna tecnología que pueda modificar de dónde obtenemos la energía que necesitamos de aquí al 2030, ni por tanto cambiar los juegos geopolíticos que hoy conocemos. Si se está fraguando una revolución tecnologica verde esta se mantiene muy en secreto.
El precio del petróleo previsiblemente seguirá creciendo porque:
Los usos del petróleo son tán esenciales al crecimiento económico que el impulso de éste requerirá de aquel. Además la sustitución del petróleo acaba tímidamente de empezar, y aun a niveles históricamente caros, el petróleo sigue siendo una fuente de energía muy competitiva.
La demanda potencial, incluyendo China e India, excede la oferta convencional de las últimas décadas requiriendo la explotación de más campos, más caros y más inversiones.
El control de la oferta por el cartel de la OPEP aunque no sea tan ferreo, desde que se descubriera petroleo en otras regiones como Alaska, Canada, o el Golfo de México, sigue siendo muy relevante, dado que representa dos tercios de las reservas probadas de crudo. Su compromiso es mantener los precios altos, sin llegar a causar una recesión, pero de acuerdo a un plan que contenga la oferta y logre alargar en el tiempo esta extraordinaria fuente de ingresos.
La Agencia Internacional de la Energía estima que en 2030 se conumirá 16.789 millones de tep, un 38% más que en 2007 pero la proporción entre las fuentes energéticas de nuestro planeta será practicamente igual para entonces: 30% del petróleo, 21% Gas Natural, 29% carbón, 10% biomasa, 2% renovables, 6% Nuclear y 2% hidroeléctrica. De forma que podemos concluir que la Agencia Internacional de la Energía, organismo internacional formado por 28 países miembros de la OCDE para el estudio y asesoramiento en materia de energía, no conoce actualmente ninguna tecnología que pueda modificar de dónde obtenemos la energía que necesitamos de aquí al 2030, ni por tanto cambiar los juegos geopolíticos que hoy conocemos. Si se está fraguando una revolución tecnologica verde esta se mantiene muy en secreto.
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