He tratado en muchas ocasiones de encontrar una voz interior que me diga qué debo hacer, cual es mi vocación o qué es lo que realmente siento o pienso por algo o alguien. En cambio pocas veces he prestado atención a otras voces interiores, menos alegres, que le persiguen a uno, aunque si no se repara en ello casí no se identifican como voces y se confunden con nuestra propia personalidad. Pero no lo son. Son parte de nostros y a la vez otra cosa distinta a nosotros, como la sombra a una figura. Estas voces logran desanimarnos cuando queremos hacer algo, boicotean nuestras mejores intenciones y pervierten aquello que estimamos. De un tiempo a esta parte he reconocido alguna de estas voces, negativas y cínicas, y me avergonzaba de ellas como un niño de sus miedos inconfesables. Pero sinceramente, creo que es bueno airear estas cosas, compartirlas. Además he de predicar con el ejemplo y a mi me encantaría conocer que tipo de temores acechan a otras personas, si alguien se anima a escribir
¿Cómo funciona el mundo? ¿Qué debo hacer yo? Caminos de ida y vuelta.