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Grecia ha financiado su gasto público corriente durante años (su sanidad, su educación, sus pensiones, los salarios de sus funcionarios) a base de deuda. No podían cubrirse con lo recaudado en impuestos así que se endeudaba año tras año. La crisis no hizo más que exacerbar esto al caer aun más los ingresos y disparar los gastos haciendo crecer la deuda pública como porcentaje sobre el PIB. Sin embargo los recortes impuestos por la troika han hecho que finalmente el Grecia haya, por primera vez en años, reducido su gasto público por debajo de sus ingresos. Esto se ve en los datos del BCE en que el déficit primario de Grecia, antes de pago de intereses, (ver gráfico) se ha cerrado y ha pasado a superavit según recientes noticias. Es decir, que los recortes no se han hecho para poder pagar la deuda. La deuda griega hoy por hoy solo se paga refinanciándose, sustituyendo la que vence por deuda nueva (a menor tipo de interés). Los recortes hasta ahora han ido dirigidos a que el Gobierno