A Cristo Crucificado No me mueve, mi Dios, para quererte el cielo que me tienes prometido; ni me mueve el infierno tan temido para dejar por eso de ofrenderte. Tú me mueves, Señor; muéveme el verte clavado en esa Cruz y escarnecido; muéveme el ver tu cuerpo tan herido; muévenme tus afrentas y tu muerte. Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera, que aunque no hubiera cielo, yo te amara, y aunque no hubiera infierno, te temiera. No tienes que me dar porque te quiera; pues aunque cuanto espero no esperara; lo mismo que te quiero te quisiera. Blecua, José Manuel ; Floresta Lírica Española . Editorial Gredos, Madrid 1957.
¿Cómo funciona el mundo? ¿Qué debo hacer yo? Caminos de ida y vuelta.